Es la aplicación de pequeñas inyecciones en las áreas del tercio superior del rostro (frente, entrecejo, patas de gallina) que consigue bloquear de forma reversible el impulso nervioso que produce la contracción muscula, creando así una relajación de los músculos faciales, logrando detener la aparición de lineas de expresión de forma temporal.
También la toxina botulínica es utilizada para tratamientos médicos como la migraña, bruxismo e hiperhidrosis (sudoración excesiva).