Una artrocentesis es un procedimiento médico en el que se extrae líquido de una articulación, como la rodilla, mediante la inserción de una aguja estéril. El líquido extraído se conoce como líquido sinovial.
Este procedimiento se realiza en diversas situaciones, como cuando hay un exceso de líquido sinovial en la articulación, lo que puede causar hinchazón, dolor y limitación del movimiento. También se puede llevar a cabo para analizar el líquido sinovial y obtener información diagnóstica en casos de inflamación articular, infecciones, artritis, lesiones articulares, entre otros.
La artrocentesis es realizada por un médico especialista, como un reumatólogo, ortopedista o médico de atención primaria. Estos profesionales tienen la capacitación y experiencia necesarias para llevar a cabo el procedimiento de manera segura y efectiva.
Después de una artrocentesis, es importante seguir ciertos cuidados. Estos pueden incluir mantener la articulación en reposo durante un período de tiempo determinado, aplicar compresas frías para reducir la inflamación, tomar medicamentos recetados según las indicaciones del médico, y seguir cualquier otro consejo o instrucción específica relacionada con la recuperación y el tratamiento.
El líquido sinovial se extrae durante una artrocentesis cuando se considera necesario para aliviar los síntomas asociados con la acumulación excesiva de líquido en la articulación. La extracción del líquido permite reducir la presión en la articulación y aliviar el dolor y la hinchazón. Además, el líquido sinovial extraído se puede analizar en el laboratorio para diagnosticar enfermedades articulares, detectar infecciones, evaluar la presencia de cristales (como en el caso de la gota), entre otras aplicaciones diagnósticas.
La artrocentesis puede ayudar a diagnosticar diferentes condiciones relacionadas con las articulaciones. Al analizar el líquido sinovial extraído durante el procedimiento, se pueden detectar signos de inflamación, infección, presencia de cristales, células anormales u otros marcadores que pueden apuntar hacia un diagnóstico específico, como artritis reumatoide, osteoartritis, gota, sinovitis infecciosa, entre otras enfermedades articulares.
La acumulación de líquido en la rodilla puede tener varias causas. Algunas de las razones comunes incluyen lesiones en la articulación, inflamación debido a enfermedades articulares como la artritis reumatoide o la osteoartritis, infecciones, traumatismos o reacciones inflamatorias. Estos factores pueden alterar el equilibrio normal entre la producción y absorción de líquido sinovial, lo que lleva a su acumulación en la cavidad articular de la rodilla. El tratamiento adecuado dependerá de la causa subyacente y puede incluir terapia médica, fisioterapia u otros enfoques según sea necesario.
La monoartritis de rodilla es un término médico que se refiere a la inflamación o afectación de una sola articulación de la rodilla. En este caso, la rodilla es la única articulación que presenta síntomas de dolor, hinchazón, rigidez o limitación del movimiento.
Esta condición puede ser causada por diversas razones, como lesiones traumáticas, artritis reumatoide, osteoartritis, infecciones, gota, enfermedades autoinmunes u otras afecciones que afecten directamente la rodilla. La monoartritis de rodilla se diferencia de la poliartritis, donde varias articulaciones están involucradas.
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